Recovecos cortos

NO BASTA CON SER, SINO TAMBIÉN CON PARECER

Por Juan Carlos Hurtado Ochoa

Con el cuento de que mientras no haya condena judicial, cualquiera puede moverse como pez en el agua en lo público y aspirar a cargos de elección popular, se incurre en una conducta que, aunque es más de tipo moral, debería tener mayor relevancia.

Cómo es posible que una ministra, como la de las TIC, Karen Abudinen, se atornille a un cargo, porque no ha sido condenada como responsable de los recursos embolatados en contratación; y que el ex ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, incendiara un país, casi que no se va del cargo y lo premian con la codirección del Banco de la República. Que hoy Sergio Fajardo Valderrama, pretenda seguir en su aspiración a la presidencia con cuentas y patrimonio embargados por caso Hidroituango, y con historial de investigaciones como la biblioteca España, título minero al esposo de una secretaria, y Pirámides de la Oriental, entre otros asuntos.

El abogado penalista, Mauricio Urquijo, defiende la tesis de la condena judicial (que cumple con todo el debido proceso del Artículo 29 de la Carta Política) y lo que él ha llamado “reproche social” que no es otra cosa que la gente a través de la protesta; y no votar por quienes estén señalados, por ejemplo, se pueda hacer sentir cuando hay eventos que se dilatan con el tiempo sin resultados judiciales efectivos.

Ese “reproche social”, como no es vinculante, lo deberíamos aplicar los ciudadanos si tuviéramos cultura política y de lo público. El problema es que la indignación tarda lo que la noticia impacta, y pronto hemos olvidado al autor de la irregularidad y la razón de porqué no debe ser de nuestra confianza.

La insensatez también es de quienes insisten en estar atornillados en cargos públicos llenos de cuestionamientos y postulándose a cargos de elección popular como si nada.

Este ejemplo puede que ser exagerado, pero cuando una persona está reportada en centrales de riesgos (así no haya sido su culpa y por algo menor) recibe un castigo crediticio ejemplar y por largo tiempo.

Nos preguntamos: ¿Y por qué en lo relevante no pasa nada? ¿Porque somos una sociedad muy garantista? Ummm… queda abierto el debate…. pero la verdad si la justicia no funciona vámonos por el lado del “reproche social” que nos plantea el amigo Urquijo.

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