Por Juan Carlos Hurtado Ochoa
Daniel Quintero Calle con amores y desamores, ya es marca propia, hasta el punto de haber dividido la ciudad entre quienes lo siguen, y el resto.
Eso no había ocurrido en Medellín. Ni siquiera con el Uribismo, pues en 2019 había un candidato del CD (Alfredo Ramos Maya) y el del FICO (Santiago Gómez Barrera) para la alcaldía. No había esquinas y por eso ganó Quintero Calle.
Hoy Quintero Calle tiene partido político, concejales y congresistas. Lo conocen en el ámbito nacional por sus polémicas. En redes sociales es popular. Se la jugó en la campaña de Gustavo Petro y para algo le sirve en el futuro.
Así no ganare las elecciones regionales, su proyecto está concentrado hacia el 2026 en las presidenciales. Dicen que en Medellín su aceptación está en las clases populares, mientras que de San Diego hacia el sur, no es tan aceptado.
Sabe comunicar, hasta el punto de arrogarse proyectos que no fueron suyos, pero cortará la cinta de algunos.
Eso de haber regalado computadores sirve, como las casas que dio Germán Vargas Lleras.
Eso de divide y reinarás, puede que le funcione a Quintero Calle. El futuro lo dirá.
