Recovecos cortos

ANDRÉS GUERRA HOYOS, ANTÍTESIS DEL POLÍTICO TRADICIONAL

Por Juan Carlos Hurtado Ochoa

Más de un político tradicional estará pensando que Andrés Guerra Hoyos tiene que ser muy ingenuo para renunciar como diputado, justo cuando faltan dos años de gobierno y tiene excelentes relaciones con el gobernador Aníbal Gaviria Correa.

Que muy ingenuo, porque no se llenó de burocracia, y supo aceptar la derrota en 2019, y acompañar a Aníbal Gaviria Correa en su proceso judicial y convertirse en su apoyo.

Ese político no entenderá, seguro, porqué aspirar al Senado en un acto de lealtad con Álvaro Uribe Vélez, para sacar adelante al Centro Democrático en tan complejos momentos.

Que cómo se le ocurre cuestionar a Iván Duque Márquez ante incoherencias del presidente con la militancia de Antioquia.

Guerra Hoyos ha sido seguramente ingenuo para aquellos políticos que no entendieron razones cuando se fue contra de su familia liberal para apoyar a Álvaro Uribe Vélez desde su primer gobierno.

Tampoco entendieron cuando renunció a la curul de diputado una vez la U dejó de ser de Uribe y prefirió la dureza de la calle, pero leal.

Seguramente dirán que Guerra Hoyos no ha entendido que la política debe hacerse con mentiras, alianzas con cualquiera, con promesas que no se cumplen, sin lealtades. Que no se regalan guayacanes, que la gente quiere es plata, comida y puestos.

La ingenuidad de Andrés Guerra Hoyos no cabe en política, porque lamentablemente le falta el libreto de los “dinámicos”, quienes por estos días andan sin vergüenza como locos buscando acomodo y entregando el alma al diablo con tal de seguir vigentes.

Andrés no ha entendido que la política es para servirse, no para servir, dirán sus detractores. Que hay que ser pragmático, que no hay memoria y menos cultura política. Que el engaño de hoy es el olvido del mañana. Que el tiempo pasa y hay que construir “patrimonio” rápido.

Dirán que tiene que ser muy ingenuo para estar convencido que la política puede ser de otra manera. Aunque dejando de lado el sarcasmo, ojalá más políticos fueran ingenuos como Andrés, que van para adelante, aunque lo critiquen, y crea que es mejor servir que servirse. Mejor ser ingenuo que mal político.

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