Por Juan Carlos Hurtado Ochoa

A los 25 años (en 2004) asumió como asesor privado del alcalde Sergio Fajardo Valderrama, y desde ese momento Juan Camilo Restrepo Gómez empezó a mostrar su ambición en política y habilidad para meterse en “problemas” y resolverlos.

Fue así como dejó el Fajardismo para irse hacia la U, aspirar a la Cámara sin éxito, meterse en el corazón de Juan Manuel Santos como asesor, vice ministro del Interior, se puso la camiseta del mandatario en Medellín, y se hizo elegir como presidente de la agremiación de Bananeros Augura.

No contento con ese importante cargo, decidió meterse en otro “problema” y bien grande: aspirar a la Gobernación de Antioquia con el apoyo de congresistas conservadores y diputados que luego lo dejaron tirado en 2019, y hasta pidieron en Bogotá que le quitaran el aval sin éxito.

 Y como Restrepo Gómez es terco y no le tiene miedo a los “problemas” en vez de tirar la toalla, y hacer coalición con Aníbal Gaviria Correa o Andrés Guerra Hoyos, decidió gastar zapatos en las calles haciendo campaña con mucho esfuerzo, al tiempo que los miembros de su colectividad solapadamente hacían reuniones con otros aspirantes.

Ahí anda el concejal Carlos Alberto Zuluga Díaz en veremos por doble militancia. Puede perder la curul, así como el diputado de la U, Rodrigo Mendoza Vega.

 Pero como al que le van a dar le guardan, y los esfuerzos no son en vano, el presidente Iván Duque decide llamarlo por encima de otros líderes uribistas de Antioquia, como el diputado Andrés Guerra Hoyos, para que asuma el vice ministerio de agricultura.

Obviamente esto lo llenó de alegría, porque perder una elección deja anímica y económicamente muy bajoneado a cualquiera.

Ese nombramiento (del consentido de Marta Lucía Ramírez) incomodó mucho a miembros delm CD en Antioquia que se sintieron relegados al obtener la segunda votación más alta para Gobernación en 2019 y la primera para presidencia en 2018.

Ahora, con el nombramiento de Restrepo Gómez como Alto Comisionado para la Paz, vuelven los sentimientos de rabia de quienes apoyaron al  presidente en Antioquia.

A nosotros la verdad ese cargo nos parece un chicharrón, pero qué le vamos a hacer, a Juan Camilo le encantan los “problemas” entre comillas, porque los convierte en grandes oportunidades.

Prefiere los retos que la comodidad. Ojalá le vaya bien y no salga lesionado en momentos tan complejos.