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SE PERDIÓ LA “ELEGANCIA” EN LAS VALLAS DE CAMPAÑA ELECTORAL EN ANTIOQUIA

Por Juan Carlos Hurtado Ochoa

Hemos pasado de las vallas de campañas políticas de candidatos encorbatados y engominados mirando al horizonte como Luis Pérez Gutiérrez (todavía lo hace) a unas que intentan dar un mensaje que termina diciendo otra cosa.

La del concejal y precandidato a la alcaldía de Medellín, Lucas Cañas, ha generado todo tipo de interpretaciones, aunque su intención era la de que más ciudadanos tengan buenos ingresos.

Por su parte la campaña de expectativa del ex concejal, ex diplomático de Iván Duque, y precandidato a la alcaldía de Medellín, Jaime Mejía Alvarán, tampoco ha salido bien porque parece la llegada de una nueva barbería a la ciudad o de un tratamiento capilar.

Pareciera que a los candidatos les están diciendo que hagan campaña con mensajes que generen polémica, o que confundan, nos quedamos con este el último: “si no los puedes convencer confúndelos”.

Está claro que la buena gobernabilidad no depende del código de vestir o cómo luzcan. Sergio Fajardo Valderrama puso de moda en campaña el jean y pelo largo, y bien caro que nos salieron los dos gobiernos de este señor. Todavía estamos pagando los estragos en casos como la biblioteca España.

No sabemos en qué piensan por estos días los creativos de las campañas, pues creen que están asesorando influencers, aunque le haya salido bien a Rodolfo Hernández y a Gilberto Tobón Sanín.

Creemos, respetuosamente, que para gobernar el hábito ni hace al monje ni dice de qué comunidad es.

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