QUIEN TENGA PROBLEMA CON LA “NEVERA”, QUE NO VAYA AL CONGRESO
Por Juan Carlos Hurtado Ochoa
Muchas veces hemos dicho que reducir el salario de los congresistas no hace mella para mejorar recaudo fiscal de la Nación, porque la corrupción está en los contratos. Un congresista que invierte en campaña más de 2 mil millones de pesos no va por los 35 millones de sueldo. La “torta” está en otro lado. Por eso todo lo que se diga sobre el tema es populismo.
Sin embargo, el senador del Centro Democrático, Andrés Guerra Hoyos, comparte lo siguiente en sus redes: “Martillaré. La verdad me gusta mucho que se baje el salario de los congresistas, si es el 20, 30, 40, 50 %, adelante. Tengo muy claro desde hace tiempo que la nevera y los servicios se deben pagar con el rol y el trabajo privado que se ejerce, qué pereza vivir económicamente de la política, el que lo hace termina cometiendo muchos errores de procedimiento y carácter”.
Esa reflexión nos invita a pensar que la política no debe verse como negocio, como empresa para enriquecer a unos y a otros.
Lastimosamente hay quienes sirven en política y quienes se sirven de ella. La mayoría incurre en la última. Los nuevos congresistas (que se suponen cambio) empiezan a mostrar vicios de apetitos personales.
¿Qué tal, como ocurría hace muchos años, cuando había políticos que desempeñaban su labor ad honorem, pues era una dignidad sin beneficio económico, volviera a ser una práctica cambiando la Constitución?. Más de uno no se postularía. O tal vez sí, pensando en cómo maniobrar con el poder tal y como sucede hoy con la corrupción. En fin, el populismo da para todo, y el fondo del problema no se ha tratado como es.