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LOS VEEDORES NOS CREEN “GÜEVONES”

Por Juan Carlos Hurtado Ochoa

Creer en veedurías en Colombia es un problema, porque la mayoría hace mandados o busca espacios para llegar a la política que tanto critica.

El caso más palpable ocurre con la representante a la Cámara Katherine Juvinao (líder de la veeduría Trabajen Vagos) quien se hizo famosa por darle palo al Congreso y ahora como congresista reconoce su incapacidad para hacer lo que tanto cuestionó desde las gradas.

Ahora dice que no sabía que al interior del Congreso hay muchas cosas que no pueden cambiar porque van en contra de la Constitución. Eso significa que montó una veeduría para vigilar a un Congreso sin saber nada de Constitución.

Menos mal reconoce que todo su discurso de reducir salarios y recesos de los congresistas fue populista y su fin era llegar a la Cámara donde está claro que es poco o nada lo que podrá lograr.

Es muy fácil tirar piedra, hace oposición y echar un discurso que le guste a la gente. Si fuera una verdadera veedora no hubiera aspirado al Congreso. Hubiera estudiado bien la Constitución y continuar haciendo aportes desde afuera. Lo que pasa es que el poder es atractivo para todo el mundo.

Por eso es difícil creer en veedores, investigadores como Claudia López, Ariel Ávila, e influencers, que se venden como salvadores del pueblo y tienen los mismos apetitos de los políticos tradicionales.

Basta con ver lo que será el nuevo gobierno de Gustavo Petro: ya repartió ministerios con los partidos que tanto criticó, y hará las reformas que siempre cuestionó de otros gobiernos. La misma vaina, pero con algunos actores nuevos.

¡Qué pena ser negativos! Pero en Colombia pasan dos cosas: O somos güevones, o nos creen.  

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