Recovecos cortos

EL ÚLTIMO COLEGA QUE COMPARTIÓ DE CERCA CON BERNARDO GUERRA SERNA

Por Juan Carlos Hurtado Ochoa

Muchos se rieron cuando escucharon que el colega Guillermo Zuluaga Ceballos quería escribir un libro sobre la vida del político liberal Bernardo Guerra Serna.

Muchos le dijeron que eso era imposible. Que ese viejo ya no decía nada relevante. Que seguro no le daría la hora.

Pero los periodistas que nos formamos con las letras de Truman Capote, Norman Mailer, Tom Wolfe, y Gay Talese no conocemos el no como respuesta, ni la intimidación cuando se trata de entrevistar a personajes de luces y sombras como Guerra Serna.

Esa terquedad que da el periodismo de investigación permitio que Zuluaga Ceballos, un periodista amante de la historia, lograra encontrarse en tres ocasiones con el político antioqueño en 2018.  Ese año propuso un artículo sobre él para la Revista Bocas. Uno de los encuentros fue en la famosa Casa de Mármol, y otros dos en su hogar.

La semblanza resultó un éxito y eso abrió paso para que la familia del patriarca de Peque le dijera a Zuluaga Ceballos que sería bueno un libro.

Fue así como la condición del colega para la realización del texto, era hacerlo en un ambiente en el que Guerra Serna se sintiera cómodo. “A principios de 2019 me fui para la finca de ellos en Tolú (me auto invité). Allí dure una semana. Todos los días aprovechaba el mejor momento para conversar con El Socio y rescatar aspectos de su vida desde la niñez”, anota Zuluaga Ceballos, al conocer el fallecimiento del liberal y sentir que al menos con el libro quedó un legado para siempre.

Cuenta que para lograr buenos resultados (entrevistar a un hombre de 89 años tiene su complejidad) tuvo que sorprenderlo con mucha investigación que hizo por su cuenta alcanzando muchos detalles plasmados 299 páginas de una labor de unos 5 meses más o menos.

Zuluaga Ceballos recuerda que estando en la finca se quitó la camisa y Guerra Serna abrió los ojos de manera gratamente sorprendida al ver que tenía tatuado a Jorge Eliécer Gaitán, un liberal que admiró mucho por su apego a las clases menos favorecidas.

Nuestro colega confiesa que recibió muchas críticas cuando decidió escribir el libro de alguien querido y odiado. Sin embargo, la editorial Planeta dio el visto bueno al considerarlo un texto para la historia importante.

“A uno le hablan de clientelismo y suena pesado, irregular, pero en los años 60, 70, y 80 no había participación de la ruralidad en los gobiernos de manera importante. Guerra Serna se preocupó porque mucha gente sin oportunidades en regiones alejadas tuvieran un cargo o una ayuda del gobierno. Por eso no es raro que sus hijos cuenten que por su papá mucha gente aún les agradezca”, precisa Zuluaga Ceballos, quien asegura que es necesario hablar más, escribir más, sobre la historia política de Antioquia.

En esos claros oscuros también recordamos los periodistas amantes de la política, cuando el colega César Pérez Berrío (periodista del periódico El Colombiano) tuvo sus roces con el líder liberal porque llegó a cuestionarlo. En su momento se habló de amenazas en reconocido restaurante de la ciudad que fueron dadas a conocer  y que habrían incidido para que Guerra Serna renunciara a la Gobernación.

Esos episodios fueron sanados con el tiempo. Como dicen por ahí: “casi todo político tiene problemas, contradictores, e investigaciones ”.

En medio de su trasegar político lleno de muchas cosas que agradaron, otras que no, otras producto de fantasías y exageraciones, lo único cierto es que Bernardo Guerra Serna formó a muchos de la clase dirigente de Antioquia y el resto del país.

Hasta el ex presidente Álvaro Uribe Vélez fue de sus pupilos en la Casa de Mármol. Los empresarios de la época lo veían como un montañero. Hizo lo que quiso: fue alcalde, gobernador, y congresista, entre muchos cargos. Los presidentes le pedían consejo y sabían que en Antioquia, quien mandaba era él.

A sus 91 años  “El Socio” dejó de batallar…

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