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A URIBE LE TOCARÍA “ARRODILLARSE” A GERMÁN VARGAS LLERAS SI QUIERE HACER LA DIFERENCIA EN EL 2026

En las últimas campañas a Uribe no le ha dado para poner presidente y mandatarios regionales.

Por Juan Carlos Hurtado Ochoa

Álvaro Uribe Vélez anda feliz recorriendo barrios y regiones para ver si logra posicionar un candidato a la presidencia. La última vez que lo hizo, fue con Iván Duque Márquez, de quien reniega hasta la misma María Fernanda Cabal.

En el 2022 le fue súper mal a Uribe, pues ni siquiera Rodolfo Hernández, fue candidato de sus entrañas a la presidencia; y en Antioquia, el gobernador Andrés Julián Rendón Cardona llegó por el apoyo de Federico Gutiérrez en el 2023.

La figura de Uribe se ha fortalecido por el regular desempeño de Gustavo Petro. Sin embargo, al hacer un análisis juicioso, el Centro Democrático, se queda corto de aspirantes y Uribe no podría aspirar ni a vicepresidente como lo propone de manera desesperada Abelardo De la Espriella.

Aunque la derecha cree que todo está ganado, la última encuesta de Invamer nos muestra que Petro tiene un nicho que no se mueve y representa el 30% de la votación.

Lo anterior significa que Petro tiene un case, a diferencia de la derecha que está dispersa y no tiene candidato de peso. A menos que un Germán Vargas Lleras logre la unión, pues su imagen de gruñón ha bajado. El problema es que Uribe no se lo traga porque trabajó con Juan Manuel Santos.

El lío que tiene el Centro Democrático es que da muchas vueltas para escoger candidatos y luego se enreda cuando otros cogen fuerza. Uribe es popular, pero ya no endosa como en otros tiempos, y no puede ser candidato.

 

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